El miedo a atragantarse durante la ingesta de alimentos, o incluso líquidos, es un problema doblemente angustioso. La persona que lo padece tiene pánico a morir atragantada; el pánico es tan intenso y desagradable que para tratar de minimizarlo aparecen las conductas de evitación, es decir no comer, y en el peor de los casos no beber. De esta forma, al miedo inicial, se le une un miedo secundario: el miedo a enfermar o morir como consecuencia de no poderse alimentar correctamente.
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Rabietas
Entre las conductas infantiles que más ansiedad desencadenan en los padres encontramos las expresiones de rabia y enfado. Las denominadas “rabietas”.
Por este motivo numerosos manuales ofrecen pautas para afrontar o atajar las rabietas o berrinches de nuestros hijos. Tal vez entre todas las pautas que puedan darse la más importante es comprender que es normal, que se trata de una fase natural y evolutivamente adaptativa del desarrollo de los pequeños.
Una fobia habitual en la infancia: el miedo a “hacer caca”
El temor a “hacer caca” y el rechazo a intentarlo es uno de los procesos evolutivos más común en la infancia. Aunque suele ser más frecuente entre los dos y los cuatro años puede aparecer a cualquier edad a lo largo del niño e incluso surgir en la adolescencia.
En algunos casos el miedo coincide con la retirada del pañal y puede estar relacionado con dicho proceso, con el cambio global que supone y con la sensación de expulsar “fuera” algo interno. Según algunas teorías, ello responde al miedo a desprenderse de una parte de sí, o, por otro lado, miedo a lo que sale del propio cuerpo.
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Agorafobia
La agorafobia es un término procedente del griego que significa “miedo al ágora”, siendo el ágora el lugar público central de las polis, espacio abierto de mayor confluencia de gente y actividad en la Grecia clásica.
Actualmente se entiende por agorafobia el miedo a cualquier espacio abierto y/o concurrido, pudiendo limitarse a lugares concretos o generalizarse hasta convertirse en miedo a cualquier espacio que no sea la propia casa.
Vaginismo
Vaginismo es el nombre que recibe la contracción involuntaria de los músculos de la vagina a la hora de realizar la penetración.
Existen dos tipos de vaginismo, el vaginismo primario, es decir cuando la chica no ha experimentado ninguna relación con penetración sin que se produzca esta reacción, y el vaginismo secundario, en el que tras haber mantenido relaciones con penetración de manera normal, hay un momento en el comienza a producirse la contracción de los músculos.
Acoso escolar o bullying
El acoso escolar es una situación de maltrato u hostigamiento verbal, físico o psicosocial que, de manera deliberada, se produce contra un niño o adolescente en el entorno escolar o en grupo de iguales.
Crisis de pánico
Un ataque de pánico o crisis de angustia es un corto, pero desagradable, periodo de tiempo en el que la persona sufre una elevada ansiedad y un fuerte miedo asociado a síntomas fisiológicos muy intensos (taquicardia, hiperventilación, temblores, mareo, angustia, ahogo, problemas de visión, sensación de irrealidad y de locura…).
Casi todos los síntomas fisiológicos experimentados son los mismos que se sufren a causa de la ansiedad, pero durante un ataque de pánico se intensifican hasta un grado tan álgido que la persona puede tener sensación de muerte inminente.
La tristeza navideña y la obligación de ser feliz
Durante estas fechas aumentan los casos de personas que acuden a consulta de psicología, parece ser que también aumentan los suicidios y los problemas del estado de ánimo en general empeoran.
Más allá de casos clínicos también existe un sentimiento de descontento, malestar o tristeza generalizada entre muchas personas durante los días previos y los mismos días de fiestas navideñas. Al menos yo escucho con relativa frecuencia la frase: “odio estas fechas”.
La explicación más inmediata a estos hechos es que a la mayor parte de dichas personas les falte alguien en su familia, alguien muy querido cuya ausencia notan más en estos días.
No digo que no haya razón en este argumento, es obvio que en el momento que toda la familia se reúne a celebrar algo se siente aún más el vacío de quien no está, además el propio contexto en sí de un acto repetitivo con toda una parafernalia concreta reproducida año tras año posee una gran fuerza evocadora que, irremediablemente, nos trae a la mente recuerdos de años precedentes en los que aquella persona estaba con nosotros.
No obstante tras el malestar navideño hay algo más. Existen personas que no han sufrido pérdidas y que aún así desearían teletransportarse a algún lugar no navideño hasta el 9 de enero.
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Ansiedad y trastornos de ansiedad
Los problemas de ansiedad son en nuestra sociedad una de las causas más frecuentes de consulta, tanto médica como psicológica. Se estima que en torno a un 20% de la población padece trastornos de ansiedad, subiendo esta cifra a un 90% si hablamos de personas que alguna vez en su vida la han experimentado. Ello es debido a la crucial importancia que la ansiedad tiene para nuestra supervivencia.
La ansiedad es un estado o respuesta de nuestro organismo que cursa con gran activación del sistema nervioso, en el que la persona experimenta sensaciones físicas, pensamientos y emociones desagradables y angustiosas. De ahí el término “ansiedad”, procedente del latín anxietas (=angustia).
Síndrome de Williams
El síndrome de Williams es una afección genética englobada dentro de las denominadas enfermedades raras. Su incidencia es de aproximadamente 1 entre cada 7.500 niños.
Su nombre, síndrome de Williams o síndrome de Williams-Beuren, hace referencia a los médicos que en los años 60 estudiaron y describieron el conjunto de síntomas que caracteriza a este síndrome.
De origen genético este síndrome es debido a pérdida de información genética en el cromosoma 7, por lo que también puede ser denominado monosomía 7. Dicha pérdida de información genética da lugar a determinados rasgos físicos, problemas fisiológicos y diferencias cognitivas y psicológicas.