El acoso escolar es una situación de maltrato u hostigamiento verbal, físico o psicosocial que, de manera deliberada, se produce contra un niño o adolescente en el entorno escolar o en grupo de iguales.
Clases de maltrato
El maltrato verbal se basa fundamentalmente en insultos frecuentes y comentarios despectivos hacia la persona acosada.
El físico, obviamente, consiste en agresiones físicas que pueden ir desde peleas a pequeños empujones, collejas, poner la zancadilla, etc…(para que formen parte del acoso este tipo de conductas deben ser reiterativas)
El maltrato psicosocial consiste en el aislamiento de la víctima, su degradación ante los demás, y ataca directamente a la autoestima y a la formación de la personalidad. Es el más peligroso de los tres y puede ir acompañado de agresiones físicas y verbales directas o no.
En los casos más graves encontramos una combinación de los tres, se trata de una fuerte intimidación y una tortura psicológica en la que la víctima se convierte en el esclavo del acosador. Ante los insultos, agresiones y comentarios humillantes el acosado siente miedo y se ve chantajeado por su verdugo, por lo que llega a hacer lo que se le pide y por supuesto no expresa queja alguna del trato recibido por miedo a las represalias.
En otros casos el maltrato psicosocial es más sutil y consiste esencialmente en no hablar con la persona, no invitarle a eventos, callarse en grupo si está cerca, etc. Este tipo de maltrato es de los más frecuentes, especialmente entre chicas, y por ser aparentemente menos agresivo puede pasar más desapercibido, pero no por ello deja de ser peligroso.
Muchas de las víctimas de este tipo de acoso pueden sentir vergüenza a la hora de confesar que no tienen amigos o que no les hacen caso y, a pesar de que no existan amenazas mantienen el silencio respecto a su situación.
Consecuencias del maltrato
Algunas de las consecuencias más graves de un problema de acoso continuado en el tiempo son:
- Baja autoestima
- Ansiedad
- Fracaso escolar
- Agresividad
- Adopción del rol de víctima
- Posible adopción de rol de acosador en otra etapa de la vida o con personas a las que se consideran más débiles
- Depresión y sentimiento de indefensión aprendida (sensación de que no hay solución, la cual en ocasiones puede conducir al suicidio, aunque esto ocurre en casos muy extremos)
Señales para detectar el maltrato
Algunas de las señales que nos deben poner alerta ante un caso de acoso:
- Rechazo a ir a la escuela
- Ausencia de relaciones sociales con amigos, cumpleaños, fiestas, etc
- Ansiedad los domingos o al término de periodos vacacionales, ansiedad o malestar justo antes de ir a la escuela y al volver de ella
- Cambios en el estado de ánimo
- Problemas de insomnio y de alimentación
- Que nuestro hijo o hija deje repentinamente de contar cosas del colegio o evite hablar de los compañeros
- Que se altere o enfade cuando tratamos de hablar de la escuela
- Empeoramiento del rendimiento escolar
Cómo actuar
Ante estos casos es muy importante intentar hablar con nuestros hijos, sin forzarlos a hablar pero dando la confianza necesaria para que puedan expresarse. Hablar en el centro escolar y pedir información sobre el comportamiento de nuestro hijo en clase y explicar nuestras sospechas también es algo importante.
En el caso de que se confirme que está teniendo lugar un caso de acoso se debe poner en conocimiento del centro, el cual activará el protocolo necesario. A su vez, también es recomendable acudir a un profesional para trabajar los aspectos psicológicos afectados.
Cabe señalar que para que exista acoso escolar debe existir una intención deliberada por parte de los acosadores. Es decir, casos en los que un niño o niña se sienta aislado, sin que exista intención directa por parte de los compañeros no se consideraría acoso, pero no por ello deja de ser menos grave para la persona que lo sufre. Estos casos a veces pueden estar relacionados con timidez extrema, miedo relacionarse o problemas sociales de otra índole, y también deben ser tenidos en cuenta por padres y profesores y ser tratados por profesionales.
En general, sea deliberado o no, cualquier problema en el que un menor o adolescente vea minada su autoestima continuamente por los compañeros y carezca de apoyo entre iguales es perjudicial para su desarrollo psicológico. Especialmente a partir de los 10-11 años, ya que en esta etapa comienza la pubertad, momento vital en el que los amigos adquieren mayor relevancia.
Por ello es muy importante que los padres traten de favorecer la relación de sus hijos con amigos, que los conozcan, que apoyen encuentros y reuniones entre ellos, que los apunten a actividades lúdicas en diferentes ambientes con el fin de garantizar distintos grupos de amigos y brindar oportunidades de desarrollo social en más de un contexto.
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